Introducción
Gestionar un negocio implica dominar el equilibrio entre tres pilares fundamentales: atraer clientes, ofrecer productos o servicios de calidad y administrar eficientemente la empresa. En las primeras etapas, es posible que asumas todas estas responsabilidades, pero a medida que tu negocio crece, deberás aprender a delegar y transformarte en un líder que confía en un equipo capaz. Este cambio es crucial, ya que pasar de gestionar todo por ti mismo a distribuir funciones y liderar personas implica adoptar nuevas estrategias, asumir responsabilidades adicionales y, en muchos casos, buscar financiamiento externo para sostener el crecimiento.
Desarrollo del tema
Diferencias entre pequeñas y medianas empresas
Las pequeñas empresas suelen centrarse en su viabilidad y supervivencia, mientras que las medianas empresas buscan el crecimiento y la expansión. Esto requiere un cambio de mentalidad, pasando de hacer todo por cuenta propia a liderar y delegar funciones.
Si tu negocio tiene un alto potencial de crecimiento, necesitarás financiamiento externo para expandirte. Esto puede implicar contratar empleados, adquirir infraestructura, desarrollar investigación y cumplir con normativas más estrictas.
A medida que tu negocio crece, simplemente no puedes abarcarlo todo. El crecimiento implica perder cierto grado de control directo y desarrollar la capacidad de encontrar y confiar en otras personas para que desempeñen sus funciones.
Figura 3
Crecer es uno de los mayores desafíos para una persona emprendedora

Si tu idea tiene un alto potencial de crecimiento y no cuentas con los medios para financiarla por ti mismo, tendrás que buscar inversión externa. Para lograr el crecimiento, es muy probable que necesites empleados, medios de producción (lo que puede implicar instalaciones, equipos o personal) y una estructura organizativa. También podrías requerir financiamiento para investigación y desarrollo. Todos estos elementos conllevan un aumento en los costos. Las empresas de tamaño mediano deben encontrar y gestionar acceso a financiamiento para crecer, lo que puede ser más difícil para ellas que para las grandes compañías.
Algunas regulaciones se aplican a todas las empresas, sin importar su tamaño. Las pequeñas empresas pueden estar exentas de ciertas normativas. Sin embargo, las empresas de tamaño mediano deben cumplir con todos los requisitos de una empresa más grande sin contar necesariamente con la estructura ni el personal especializado para gestionarlos.
Como empresa de tamaño mediano, tendrás que competir en el mercado laboral para atraer personal capacitado o especializado, o bien, destinar presupuestos y tiempo para formar y desarrollar talento dentro de tu equipo. Además, será necesario ofrecer salarios competitivos, así como pensiones y beneficios, si deseas retener a tu personal. La participación de inversionistas requerirá que adoptes una visión a largo plazo para demostrar cómo puedes aumentar los costos mientras generas ingresos futuros.
Banerjee (2011) sugiere que los emprendedores que desean gestionar empresas de tamaño mediano deben cambiar su forma de pensar, dejando de lado el instinto de hacerlo todo por sí mismos solo porque saben que son los mejores en ello. Los emprendedores deben estar dispuestos y ser capaces de conformar un equipo que les ayude a distribuir la carga de trabajo, aportar diversidad de pensamiento e introducir nuevas ideas.
Conclusiones
El crecimiento de un negocio, ya sea pequeño o mediano, requiere un cambio de mentalidad que va más allá de la gestión operativa. Mientras que las pequeñas empresas se centran en la viabilidad y supervivencia, las medianas deben adoptar estrategias de expansión que implican delegar funciones, contratar talento y manejar regulaciones más estrictas. Este proceso de transición exige no solo encontrar los recursos financieros necesarios, sino también desarrollar una estructura organizativa sólida que permita compartir responsabilidades. Los emprendedores deben reconocer que no es posible hacerlo todo por sí mismos y que conformar un equipo diversificado es clave para innovar y mantenerse competitivos en el mercado. En este sentido, aprender a delegar, liderar y gestionar el crecimiento se convierte en una habilidad esencial para transformar un emprendimiento prometedor en una empresa sostenible y exitosa.