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Lección 1. ¿Eres un emprendedor?

    Puedes tener una gran idea, pero ¿eso te convierte en emprendedor? El concepto de “emprendimiento” es difícil de definir: ¿se trata de una característica personal o de una forma de hacer negocios? Y lo más importante, ¿es algo con lo que se nace o se puede desarrollar?

    Figura 1
    Reconocerse como una persona emprendedora puede resultar desafiante

    Reconocerse como una persona emprendedora puede resultar desafiante

    El emprendimiento y la empresa son conceptos estrechamente relacionados. A continuación, se presentan dos definiciones fundamentales sobre las cuales se basará este curso:

    Definición 1:

    Los emprendedores son aquellas personas (propietarias de negocios) que buscan generar valor mediante la creación o expansión de la actividad económica, identificando y aprovechando nuevos productos, procesos o mercados.
    (Blundel, et al., 2018, p. 3)

    Definición 2:

    Los emprendedores se definen por sus acciones (más allá del tamaño de la organización para la que trabajan). Ellos crean y/o aprovechan el cambio para obtener beneficios, innovando, asumiendo riesgos y trasladando recursos a áreas de mayor retorno. La palabra “empresa” se utiliza como sinónimo de negocio o firma, tal como en el término “pequeña y mediana empresa” (PYME). Esto incluye a las “empresas sociales”, que son organizaciones comerciales con un propósito social primario y que pueden adoptar diversas formas legales.*
    (Blundel, et al., 2018, p. 4)

    Nota: un intraprendedor es un empleado asalariado en una compañía grande, en el que las ganancias y los riesgos de su trabajo corresponden a su empleador.

    El emprendimiento no es un don innato sino una combinación de acciones orientadas a generar valor mediante la identificación y aprovechamiento de oportunidades. Tanto la creación de nuevos negocios como la innovación dentro de organizaciones existentes (intraemprendimiento) implican asumir riesgos, innovar y movilizar recursos hacia áreas de mayor retorno. Reconocer en ti mismo las características y comportamientos descritos —observación de oportunidades, disposición al cambio y enfoque en crear valor— es el primer paso para convertir una idea en un proyecto concreto. Así, más allá de tener una “gran idea”, ser emprendedor implica adoptar una mentalidad activa y práctica que puedes desarrollar con experiencia y aprendizaje continuo.

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